Marzo, 2023
El poder de los influencers en el mundo de los medios de comunicación social es evidente. En Francia, se estima que hay alrededor de 150.000 influencers en el país, y cada vez son más los que se unen a esta profesión en crecimiento. Sin embargo, la falta de transparencia en el sector ha llevado a Francia a seguir los pasos de otros países europeos y querer adoptar un código de conducta para los influencers.
El Ministerio de Economía francés llevó a cabo una consulta en línea abierta a los ciudadanos del 9 de enero al 31 de enero a través de la plataforma Make.org en la que se presentaron una docena de medidas para regular este sector en auge.
Sorprendentemente, recibió un alto nivel de apoyo por parte de los participantes, incluyendo la implementación de una etiqueta responsable y un papel más fuerte para las autoridades de supervisión. Las conclusiones de esta consulta serán presentadas por el ministro Le Maire a mediados de marzo y se espera que la Asamblea Nacional presente un proyecto oficial a finales del mismo mes.
Algunos influencers franceses como Léa Elui con 11 millones de seguidores en Instagram, Pierre Boo, con 13 millones de seguidores en Tik Tok o Lucas Hauchard con más de 17 millones de suscriptores en YouTube, tienen mucho más impacto que los canales de televisión tradicionales. Ser mencionado en una de sus publicaciones puede resultar muy beneficioso para las marcas y resulta ser una de las estratégias de marketing más utilizadas.
A pesar de esto, el 23 de enero, la DGCCRF informó que seis de cada diez influencers no cumplían con la normativa sobre publicidad y los derechos de los consumidores, por lo que el gobierno francés ha identificado la necesidad urgente de regular este sector.
En Francia, todavía no se ha establecido una definición legal de lo que se entiende por un influencer para garantizar que todos aquellos que practican esta actividad cumplan con las leyes correspondientes. El gobierno se plantea establecer una definición oficial de los términos "agente de influencers", "influencer/creador de contenido", codificándolos en un texto legal, con una definición basada en la influencia comercial, y no en un número mínimo de seguidores.
En segundo lugar, resulta preocupante la existencia de casos de fraude en el sector de los influencers, en los que algunos no revelan cuándo se les paga por promocionar productos o servicios.
En este sentido, Francia busca asegurarse de que las plataformas implementen procesos para la retirada de contenidos ilegales, así como la supresión de cuentas en caso de reincidencia. Por ello, propone que la Digital Service Act (DSA), la legislación de la Unión Europea que establece normas de comportamiento para que las plataformas sean responsables, también se aplique a los contenidos promovidos por los influencers.
Otra de las medidas que se proponen es prohibir ciertas promociones de productos como tratamientos de cirugía estética, medicamentos, apuestas en línea o inversiones de alto riesgo con el objetivo de proteger a los millones de usuarios jóvenes y a los consumidores vulnerables. Con esta propuesta, el gobierno busca asegurarse de que los contratos entre los influencers y las marcas cumplan con la legislación francesa.
Esta medida se debe a las numerosas polémicas recurrentes en el sector, como las colaboraciones dudosas de Emma Cakecup promocionando sitios de dropshipping (un modelo de negocio que consiste en vender productos de terceros, normalmente a un precio más elevado, creando una tienda online con un catálogo sin tener estoc) poco fiables y la excesiva promoción de cirugía plástica por Maeva Ghennam dirigida a un público joven en las redes sociales. En cuanto a la publicidad del alcohol, se busca aplicar la ley Evin al mundo de los influencers para garantizar una publicidad responsable.
Además, el diputado francés Stephane Vojetta ha anunciado en una entrevista con Capital que se están considerando agregar a la ley ciertos aspectos que no están directamente relacionados con la influencia comercial como normas para evitar la discriminación de la mujer, la prohibición de estereotipos sexistas y la obligatoriedad de indicar explícitamente cuándo se editan los contenidos a través de un hashtag o un banner.
De esta manera, se busca fomentar una cultura de igualdad y transparencia en las plataformas digitales y las redes sociales, promoviendo valores que trascienden más allá del ámbito comercial.
La adopción de códigos éticos de conducta para los influencers en Francia es una medida necesaria para aumentar la responsabilidad en el sector y un paso importante hacia un marketing más honesto y justo para todos los involucrados. Con esta nueva reglamentación, los influencers tendrán que ser más cuidadosos al promocionar productos y revelar cualquier relación financiera con las marcas.
Así pues, si estás pensando en comercializar tus productos en Francia o en utilizar influencers en el futuro, queremos recordarte la importancia de mantenerse informado sobre los nuevos requisitos para cumplir con las regulaciones, evitar cualquier problema legal y mantener la confianza de tus clientes.