La historia del lazo rosa: un éxito del marketing guerrilla

Septiembre, 2023

Como ya todos sabemos, el famoso lazo rosa se ha convertido en un símbolo ampliamente reconocido de concienciación y apoyo al cáncer de mama a nivel internacional, utilizado por empresas de todo el mundo para mostrar su apoyo a las mujeres que padecen esta enfermedad, especialmente durante el mes de octubre, establecido mes nacional de la concienciación del cáncer de mama desde 1985 en Estados Unidos. 


Sus orígenes, sin embargo, no se pueden atribuir a una sola entidad, y debemos remontarnos más de 30 años atrás para entender su historia. 


Este icónico lazo es, en realidad, una gran ejemplificación de lo que puede a conseguir una campaña de marketing guerrilla bien ejecutada, la cual trascendió su propósito inicial y consiguió llamar la atención de toda la sociedad sobre un problema de salud crucial. 


En esta entrada de blog, profundizaremos en la historia del lazo rosa, su evolución y cómo se convirtió en un símbolo internacional de esperanza y concienciación.


El primer “lazo rosa” 


Aunque es difícil precisar el momento exacto en que se utilizó por primera vez el lazo rosa, sabemos que surgió como un símbolo de concienciación sobre el cáncer de mama a principios de la década de 1990, con la Fundación Susan G. Komen para el Cáncer de Mama como uno de los actores clave en la popularización de su uso. Fue en 1991, cuando la organización distribuyó lazos rosas (que en realidad eran de color salmón) a los participantes en la carrera de Nueva York para supervivientes de cáncer de mama, con el objetivo de promover la investigación, la detección temprana y el tratamiento de esta enfermedad. 


Un año después de esta primera campaña de marketing, en 1992, Evelyn Lauder, vicepresidenta corporativa senior de Estée Lauder Companies, en colaboración con Alexandra Penney, editora en jefe de la revista Self, también distribuyó millones de lazos rosas en los mostradores de maquillaje de Estée Lauder a lo largo de todo Estados Unidos, una acción que permitió introducir eficazmente el lazo rosa a un público más amplio, más allá del ámbito de los activistas dedicados y los profesionales de la salud.


A medida que la concienciación sobre el cáncer de mama y el símbolo del lazo rosa crecieron en Estados Unidos, no pasó mucho tiempo antes de que este movimiento se globalizara. El viaje internacional del lazo rosa fue facilitado por varias organizaciones de cáncer de mama, apasionados defensores y el atractivo universal de su mensaje.
La globalización del lazo rosa fue un proceso gradual, con diferentes países y regiones adoptando el símbolo a su propio ritmo. Las organizaciones de cáncer de mama de todo el mundo reconocieron el poder de este sencillo emblema y comenzaron a incorporarlo en sus campañas de concienciación.
 

En conclusión, el viaje que realizó el lazo rosa desde ser un primer símbolo de concienciación sobre el cáncer de mama impulsado por la comunidad hasta convertirse en un fenómeno global es un testimonio notable del poder del marketing guerrilla y las iniciativas impulsadas por comunidades. Una campaña que ha conseguido transcender fronteras, culturas e idiomas para convertirse en un símbolo de esperanza, unidad y apoyo para quienes se ven afectados por el cáncer de mama en todo el mundo.